
En situaciones de paro cardiaco, el tiempo es oro. Desgraciadamente si estos casos no son atendidos en los primeros 4 minutos la supervivencia es muy limitada y las secuelas irreparables.
Esto hace inviable depender de los profesionales sanitarios que a pesar de su gran preparación, nada podrán hacer si los particulares que presenciamos la situación no somos capaces de ganar tiempo. El reto es mantener al paciente vivo 20 minutos, En ese tiempo llegarán los verdaderos profesionales y habrá una oportunidad.
El esfuerzo realizado dotando de varios desfibriladores resulta claramente insuficiente ya que en caso de necesidad estos dispositivos solo están disponibles en determinados puntos de la localidad y solo en determinado horario lo que hace poco realista que puedan ser utilizados por cualquiera que los necesite a cualquier hora del día o de la noche.

En el caso de las grandes hemorragias, más frecuentes de lo que se piensa y más con maquinaria industrial o agrícola, en los primeros minutos se produce una gran pérdida de sangre lo que si no se contiene adecuadamente, cuando el personal sanitario acude se encuentra al paciente en un estado de deterioro a veces no reversible.
Estas dos carencias se podrían paliar mediante estas dos medidas:
- Instalación de armarios con apertura telemática que contendrán desfibrilador, kit de hemostasia y se podría estudiar la disponibilidad de otros medicamentos de emergencia como adrenalina contra alergias graves. Cada uno de estos armarios podría ser abierto de forma telemática por los usuarios registrados en el sistema mediante una llamada de teléfono automática. Los usuarios no registrados podrían pedir la apertura por parte de la policía u otras personas habilitadas todo de forma telemática.
Estos armarios tendrían que estar distribuidos de forma que se pueda llegar a ellos en menos de un minuto desde cualquier parte del pueblo y que su apertura no requiera más que 30 segundos.
Formar a un buen número de personas del pueblo en las técnicas de manejo de estos dispositivos mediante cursos gratuitos impartidos entre otros colectivos a estudiantes de instituto, trabajadores del ayuntamiento, otros trabajadores del pueblo, personas que conviven con personas ancianas y en general cualquiera que lo desee.
Se elaborarían distintivos para que las personas que han realizado la formación los luzcan en sus casas y de esta forma se identifiquen como alguien a quien pedir ayuda.
La planificación es lo único que puede salvar la vida de nuestros seres queridos.